
“El hombre siempre vive con una mano atrapada en el pasado y la otra alargada en el futuro”….
Al menos eso dice el vago recuerdo de un epígrafe que leí hace ya bastantes años… la cuestión es, que siempre he sabido que en la vida hay que cerrar círculos, porque si no el pasado nos seguirá contantemente, atormentándonos sobre lo que no fue o lo que sí y no debía ser, ahora pienso firmemente que en ocasiones es bueno retomar el pasado, no solo recordándolo si no reanudando relaciones pasadas, esas personas que han seguido su vida paralela a la tuya, pero no de la mano, podrán hacernos recordar quienes fuimos y quienes somos ahora. En ocasiones nos hace falta algo externo que nos refuerce nuestra propia evolución porque desde dentro no la reconocemos.
Te darás cuenta que muchos han muerto, otros son exitosos, otros son conformistas y que otros sufren terriblemente, pero todo ello te hará darte cuenta de la posición que estas ante ellos, y podrás compararte, no de un modo soberbio ni competitivo, si no del modo que te haga crecer aun mas y hacerle conciencia eso.
AL NIÑO DE LA BELLA SONRISA
“En el viaje incesante e imperceptible del tiempo, pretendía encontrarte; decirte que cuando menos lo esperaras, estaría ahí, para alegrarte la vida con palabras.
Las acciones las haríamos los dos, bailando en el espacio de una ciudad en decadencia. Y entonces seriamos felices, recordándonos lo buenos que éramos, Y entonces en la puerta nos despediríamos con un abrazo ajustado.
Pero te llevaron sin decir nada, ni a mí ni a la gente que te amaba. Con el corazón palpitante te esperaban las andanzas de la vida, que dejaste en el viaje que emprendiste a la nada.
Ahora solo me queda tu fotografía en el álbum y un recuerdo de añoranza, que muy seguramente, guardaré hasta mi próxima mudanza”.
Por Marisol Nájera.
Dedicado a Cesar Enríquez Talamantes (d.e.p)

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